AGRÉGAME COMO AMIGO (A) Y SIGUEME, SOLO HAZ CLICK EN SEGUIR

lunes, 9 de diciembre de 2013

EN EL REINO DE LA NATURALEZA VIVA POR EL MAESTRO PETER DUNOV 1ra parte con audio audio 1ra parte


audio

BEINSA DOUNO (EL MAESTRO PETER DUNOV) EN EL REINO DE LA NATURALEZA VIVA 1ra parte con audio http://www.omraam.es/ Esta es una traducción del Búlgaro al Ingles por la hermana Vessela Nestorova sobre documentos de lecturas originales Del Maestro Beinsa Douna. Y del Ingles al Castellano por el hermano Carlos de Sola de Bcna.- 


LA INFLUENCIA DE LA ENERGÍA SOLAR

El sol es una fuente de energía viviente para todo el sistema solar. Con relación a la tierra, la energía solar es positiva. Esta energía genera electricidad positiva y negativa, así como magnetismo positivo y negativo. La energía terrestre con relación al sol, es negativa (la tierra tiene dos clases de energía, pero la negativa es la predominante, mientras que de las dos clases de energía que el sol posee, la positiva es la que prima) La vida en la tierra se produce mediante el contacto de estas dos clases de energía. El poderoso mediador que une y transforma esas dos energías es llamado éter por los científicos. Penetra todo el espacio y toda la tierra. Los ocultistas lo denominan plasma vivificante. Los místicos lo conocen como espíritu. En el libro del Génesis (1:1-2) se dice: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra. La tierra era un caos y estaba vacía, y las tinieblas se cernían sobre el abismo, y el espíritu de Dios aleteaba por encima de las aguas”.

La estructura del sol es la misma que la de las células. En el sol hay tres zonas: la primera prepara las energías; la segunda las reúne, acumula y transforma, y la tercera, las dirige a la tierra. Esas tres zonas existen también en las células: la zona externa recibe la energía solar; la segunda la acumula en su interior, y la tercera la trabaja y transforma en una fuerza vital. Esas tres regiones se encuentran asimismo en el organismo, aunque en una forma más evolucionada. En el embrión, uno puede reconocerlas muy fácilmente. La primera, externa, que envuelve al embrión, es llamada ectodermo; la intermedia es el mesodermo; la que está en el interior, en el centro, es el endodermo.

La energía que nuestro sol recibe del sol central de nuestro universo visible, es en principio positiva, pero posteriormente se polariza en positiva y negativa.

Existe una importante ley que establece que cuanto más negativa es la tierra, mayor es su capacidad de recibir la energía positiva del sol, e inversamente, cuanto más positiva es la tierra, menor es su capacidad receptiva.

Toda entidad del firmamento recibe energía a través de su polo negativo, y las emite por su polo positivo. Cuando un centro es positivo, da, y cuando es negativo, recibe. La energía positiva crea, mientras que la negativa, construye.

La mayor parte de la energía que nuestro sol recibe del sol central, se consume por el propio sol. En realidad, sólo una pequeña parte de la misma es transmitida a los planetas.

Las energías que la tierra recibe del sol, experimentan una transformación considerable, pues cuando atraviesan los estratos terrestres, éstos absorben todos sus elementos nutrientes, quedando sólo los que no son aprovechables. Luego, la tierra arroja al espacio cósmico aquellas energías que no son beneficiosas a su crecimiento y desarrollo.

Desde allí, mediante ciertos mecanismos, esas energías vuelven al sol, quien a su vez las reenvía al sol central para su ulterior modificación y transformación, hasta conseguir su vibración original.

Desde la medianoche hasta el mediodía, la tierra es negativa y es cuando más recibe. En cambio, desde el mediodía hasta la medianoche, es positiva y cuando más da. Al comienzo de la medianoche, la tierra empieza a proyectar energía negativa al espacio cósmico, y a cambio, a recibir energía solar positiva.

En el ocaso, la tierra es positiva en grado sumo, y consecuentemente da el máximo. Por la tarde, la tierra empieza a proyectar energías positivas en el espacio cósmico, y después de haberlas emitido en suficiente cantidad, se torna negativa. Todo esto tiene lugar gradualmente, y es hacia la medianoche cuando la energía negativa empieza a predominar. La tierra es negativa en su mayor grado durante el amanecer, lo que significa que es en dicho momento cuando más recibe. Este hecho es de vital importancia para nosotros, pues revela el gran significado y valor de la salida del sol. Debemos tener presente la siguiente ley: formamos parte de la entidad terráquea, y por ello, cuando la tierra recibe, también nosotros recibimos, y cuando la tierra da, también nosotros damos (1)

Éste es el motivo de que los primeros rayos del sol sean los más poderosos. En ese momento, el organismo humano es sumamente receptivo a las energías solares. Existe siempre una mayor energía vital o prana durante la mañana que al mediodía, y el organismo viviente absorbe la máxima cantidad de energía positiva (prana) en aquel momento. Los primeros rayos del sol (durante el amanecer) rebosan energía. Es el momento en que el sol está en el apogeo de su actividad.

La energía solar, a lo largo del día, pasa por cuatro diferentes estados. Desde las 12 de la medianoche hasta las 12 del mediodía se produce un flujo de energía solar, y desde el mediodía hasta la medianoche, un reflujo.

El flujo, que empieza a medianoche, alcanza su punto culminante en el momento de la salida del sol, y es entonces cuando es más vigoroso y vivificante. Va decreciendo gradualmente hasta el mediodía, comenzando entonces el reflujo, que llega a su cenit durante el ocaso. Según la ley del movimiento, la parte de la tierra que tiende hacia el sol y está más cerca de él, se encuentra en óptimas condiciones para su crecimiento, en tanto que la parte cuya distancia hasta el sol aumenta, pierde la mayor parte de tales condiciones. Una hora antes de la salida del sol, la energía solar ejerce una influencia purificante sobre las células del cuerpo humano, y al limpiarlas y vigorizarlas, crea un nuevo impulso energético en todo el cuerpo.

Antes de la salida del sol, los rayos refractados en la atmósfera influyen especialmente sobre el cerebro. Durante la salida del sol, los rayos que llegan directamente, afectan principalmente al sistema respiratorio y a nuestra percepción. Hacia el mediodía, los mismos rayos influyen en nuestro sistema digestivo. De ahí que el poder curativo de la energía solar difiera de acuerdo

con las diferentes horas del día. Antes de la salida del sol, es el momento adecuado para el mejoramiento del sistema nervioso cerebral. Durante su salida, para el fortalecimiento del sistema respiratorio, y desde las 9 hasta las
12 del mediodía, para robustecer el estómago, es decir, durante este lapso de tiempo, los rayos solares tienen un efecto curativo sobre el estómago enfermo. Por la tarde, las propiedades sanadoras de la energía solar son más reducidas

A primera vista parece que los rayos solares deberían tener su mayor poder de curación entre la una y las dos de la tarde, cuando la temperatura es más elevada. Pero si los rayos solares ejercieran su poder curativo a través de su calor, ¿por qué, entonces, el calor de una estufa no puede sustituirlos a efectos curativos? No es el calor solar el factor curativo más importante. Tal función corresponde a otra energía de orden superior, a la que podemos llamar prana (energía vital) debido a la cual la tierra es más receptiva por la mañana.

Las últimas investigaciones científicas han llegado a la conclusión de que los rayos solares tienen su máximo poder curativo antes del mediodía. Alguien podría objetar que cuando es amanecer para nosotros, es el mediodía para algunos y el ocaso para otros. Entonces, ¿por qué esta diferencia en la acción curativa de los rayos durante las diferentes horas del día? La razón de esta diferencia radica en la variante capacidad receptiva de la tierra y del organismo.

Sigamos el curso del año como un símil de este hecho. Los rayos solares no actúan uniformemente durante todas las estaciones del año. La tierra es más negativa al principio de la primavera, y por ello, es en dicha época cuando recibe el máximo. Por esta razón, los rayos solares tienen su máximo poder curativo durante la primavera. Luego, la tierra se va volviendo gradualmente más positiva. Durante el verano es totalmente positiva y recibe menos. Los rayos del verano también tienen propiedades sanadoras, aunque en menor grado.

A principios de primavera es cuando hay más prana y el organismo absorbe la mayor cantidad posible, en tanto que en verano aumenta el calor pero no el prana o energía vital que tanto abunda en primavera. Hay ciertos signos mediante los cuales podemos saber cuándo la naturaleza es más rica en prana.

De esta forma, la energía solar ejerce cuatro clases de influencia durante cada una de las cuatro estaciones. La primavera y el verano representan el flujo de energía, y el otoño y el invierno, el reflujo. Por este motivo, la mayor influencia benéfica del sol empieza el 22 de Marzo. Todos los organismos bien constituidos se aprovechan de esa energía, mientras que, por el contrario, los debilitados se debilitan todavía más.

La tierra empieza su trabajo creativo el 22 de Marzo. Sus fuerzas creativas llegan entonces a la cima de su actividad. Al llegar a la tierra durante este período grandes cantidades de energía solar positiva, la energía creativa de la tierra se incrementa provocando un intenso crecimiento en todas las cosas. La más grande actividad orgánica acontece en ese período.

La época más favorable para la renovación y desarrollo empieza el 22 de Marzo y continúa durante todo Abril y Mayo, hasta el 22 de Junio. A partir de ahí, todo crecimiento cesa.

El día puede ser dividido en 4 períodos de 6 horas cada uno: desde la medianoche hasta las 6 de la mañana equivale a la primavera. De las 6 de la mañana hasta las l2 del mediodía, es el verano. De las 12 del mediodía a las 6 de la tarde (hasta la puesta del sol) es el otoño. Y desde las 6 de la tarde hasta la medianoche, es el invierno. Debido a los movimientos de la tierra durante determinadas épocas del año, el período de verano dentro del día, es más largo, y el invierno más corto. En invierno ocurre lo contrario.

Nosotros, los habitantes de la tierra, debemos seguir en nuestras vidas el ejemplo que nos dan las plantas. Ellas entienden mejor que nosotros la ley del crecimiento. La energía solar llega aquí en una gran corriente que envuelve a la tierra de norte a sur y luego regresa al sol. Algunos estudiosos mantienen la idea de que es precisamente esta energía la que hace girar a la tierra en torno a su eje. Cuando ciertas plantas sienten que esta potente energía inicia su influencia y manifestación en la tierra, comienzan a germinar y a prepararse, y cuando la energía aumenta, florecen y tratan de absorber la mayor cantidad posible de esta energía a fin de fructificar. Esta energía es transmitida a las plantas mediante el plasma vivificante. Por esta razón, cuando vemos germinar y florecer a las plantas, el alma humana debe experimentar una nueva sensación de gozo interior, como si el día de su liberación se aproximase.

Todas las fibras del ser humano debieran vibrar con un sentimiento de ternura hacia esta fuerza vigorizante que le envuelve, como recipiente de su influencia benéfica que reverdece y renueva sus pensamientos, sentimientos y fuerza.

En primavera y verano, empezando el 22 de Marzo, es bueno acostarse temprano y levantarse antes de la salida del sol para darle la bienvenida y recibir la parte que a cada uno le corresponda, al igual que las abejas absorben el néctar de las flores. Sería suficiente que las personas practicasen esto durante algunos años para convencerse de la verdad de esta aseveración. No es necesaria una fe ciega, cada uno debe trabajar según sus propias concepciones y opiniones con relación a la beneficiosa influencia del sol. No hay margen para la decepción, porque esto está basado en un entendimiento profundo de una ley fundamental de la augusta naturaleza. Deberíamos estar siempre de acuerdo con sus preceptos y comprender que contienen métodos para regular nuestra vida. Si vivimos de conformidad con ellos, podremos permanecer siempre despiertos, sanos, fuertes y felices.

Por ello, debemos tener el corazón lleno de los mejores sentimientos cuando vamos a dar la bienvenida a algún servidor de la naturaleza. Y uno de estos sirvientes es el sol. Por eso los salmistas dicen: “Y se volvieron y vieron a Dios en la mañana” (Salmo 78) y “Es bueno dar gracias a Jehová y cantar alabanzas a Tu nombre, oh Altísimo; pregonar Tu amor por la mañana” (Salmo 92). Pero no dice: “Cantemos alabanzas a Ti, Señor, en el atardecer”. Cuando la naturaleza empieza a trabajar, también nosotros deberíamos empezar nuestro trabajo. Y esto es lo divino, lo sublime de la vida: pensar y sentir según las indicaciones de la suprema inteligencia de la sublime naturaleza viviente, y no seguir las invenciones de los diversos sistemas y creencias de los hombres. La más correcta concepción de la vida es la Verdad; la esencia de la vida es el Amor y el sentido de esta vida es la Sabiduría.

Hemos dicho anteriormente que existe una analogía entre el sistema solar y el organismo. Los procesos que tienen lugar en el organismo son similares a los que acontecen en el sistema solar. Cuando la energía solar penetra el cerebro, éste experimenta las mismas modificaciones que acontecen cuando aquélla entra en el sol después de dejar el sol central.

Este hecho es difícil de explicar, pues los hombres, por lo general, tienen una concepción mecanicista de las cosas en lugar de una mental basada en la razón. Los sentimientos, la sensitividad, constituyen el polo negativo, mientras que el pensamiento es el polo positivo. En el organismo humano, el cerebro es positivo y el sistema nervioso simpático es negativo.

Ocurre lo mismo en el cosmos. En el lado izquierdo del ser humano, la energía desciende hacia el pie izquierdo, y luego, a través del pie derecho y del lado derecho, sigue un movimiento ascendente. Existe una corriente electromagnética alrededor del organismo. Por ejemplo, la energía positiva circula a través de la ceja derecha, después gira y pasa bajo el mismo ojo, donde se convierte en energía negativa. Desde ahí sube hasta el ojo izquierdo, donde se transforma de nuevo en positiva. Luego se desplaza hasta debajo del mismo ojo como energía negativa. De este modo el movimiento de esta energía se asemeja al número 8.

En el entrecejo o en la raíz de la nariz, hay un centro que regula las corrientes alrededor de los ojos. Podríamos llamar a ese centro el Silencioso, el de naturaleza Racional, que regula las fuerzas.

La circulación de la sangre se debe principalmente a las corrientes electromagnéticas. Si éstas no ayudan a la circulación de la sangre arterial, el corazón se verá incapaz de hacerlo por si mismo. Pero la sangre circula en el organismo humano con la ayuda de ese impulso cósmico que hay en el mundo, que regula constantemente la circulación de la sangre en todos los organismos. Los movimientos de este protoplasma en la célula, la circulación y rotación, el movimiento del sol, de los planetas y de las otras entidades celestes, se debe a esta misma corriente electromagnética.

La energía que la tierra atrae del sol puede ser comparada a la sangre arterial, y la que devuelve al sol, equivale la sangre venosa. Nuestro sol desempeña el papel de un corazón, pero dicho papel es jugado de mejor manera por el sol central. Del mismo modo que la sangre impura debe volver desde los tejidos al corazón y luego a los pulmones para ser purificada, la energía de la tierra vuelve al sol para recobrar su ritmo primitivo. (2)

No consideremos al sol como un cuerpo inerte, ya que es una entidad viviente.

Supongamos, por ejemplo, que algún erudito se dirigiese desde un lugar muy lejano a sus coetáneos enviándoles solamente su imagen externa. ¿Qué idea nos formaríamos sobre este hombre? El estudio que hiciésemos sobre él, se referiría solamente a su aspecto físico. Supongamos por contra, que este mismo erudito, sirviéndose de algún reflector, nos enviase sus rayos (unos buenos poemas mediante los cuales nos envía sus saludos, o nos mandara sus regalos) En el primer caso su energía sería destructiva, en el segundo, estimulante, y en el tercero, revitalizadora.

En la actualidad estudiamos solamente las dos clases de energías solares. Todas las enfermedades que hay en la tierra son causadas por el sol, es decir, si somos duros de corazón, irresponsables y tozudos, el sol nos saluda solamente con su aspecto material, pero si somos inteligentes, nos saluda con bellos poemas que nos colman de gozo y alegría. Por último, si estamos elevados espiritualmente y amamos la naturaleza, nos envía sus frutos vivos que depositan en nosotros el germen de una nueva vida, lo que en la religión se denomina Resurrección.

Los ignorantes entenderán la naturaleza según sus leyes restrictivas, físicas. Los sabios, por sus hermosos e iluminadores poemas, y el espiritual, por sus frutos vivificantes, de los cuales fluye la vida para toda la humanidad.

(1) En la ciencia oculta ha sido establecido que cuando nos independizamos de la influencia de la tierra, no recibimos a través de ella, sino del sol directamente. De ahí vendrá nuestra libertad. Por ejemplo, los santos y otros seres avanzados, reciben directamente del sol. Aunque el sol se haya puesto, el genio, el santo o el iniciado, lo ven y atraen de él. Durante el día somos menos dependientes de la tierra que por la noche, cuando la tierra está entre el sol y nosotros.

(2) Para que el hombre esté en armonía con las corrientes cósmicas, su cabeza, durante el sueño, debe apuntar hacia el norte o al este.
Publicado por  

Ana María Beltrán quien compartió la foto de Ascension 2012.